domingo, 14 de septiembre de 2014

EL PUNTO DE VISTA POSTMILENIAL


Éste es la idea de que la Iglesia conquistará el mundo, ya sea a través de la acción política o el evangelismo, o una combinación de los dos, y que la Iglesia entonces reinará sobre la tierra durante mil años. Al final de este reinado, la Iglesia entregará el reino a Jesús, quien transportará a la Iglesia al Cielo y quemará la tierra.
¡Pocos conceptos podrían ser más anti bíblicos! La Biblia deja en claro que la vasta mayoría de la humanidad siempre rechazará el Evangelio (Mateo 7:13-14). Y la Biblia deja de igual forma en claro que a medida que nos acercamos al final de la Era de la Iglesia, la sociedad se volverá cada vez más malvada en lugar de cada vez más justa (Mateo 24:9-12, 36-39)
Además, el Postmilenialismo se basa en la suposición Humanista del progreso inevitable, el cual, a su vez, se basa en la creencia en la bondad esencial del Hombre. Una vez más, éste es un concepto muy anti bíblico. La Biblia enseña que el Hombre nace con una naturaleza pecaminosa que lo hace intrínsecamente malo (Jeremías 17:9).
El hombre no puede elevarse por su propio esfuerzo. Tampoco puede el hombre ser perfeccionado por la educación o la revolución de la sociedad. Dios demostrará esto durante el venidero reino milenial de Jesús. Durante ese tiempo, todo el mundo será inundado con paz, rectitud y justicia. Sin embargo, al final, cuando Satanás sea soltado, será capaz de liderar una rebelión mundial contra Jesús.
El gobierno con vara de hierro de Jesús (Salmo 2:8-9 y Apocalipsis 2:26-27) puede producir conformidad exterior, pero interiormente, habrá resentimiento hirviendo que explotará en abierta rebelión. El hombre no será transformado por la vida en un paraíso en la tierra. Y eso es debido a que la gente sólo puede ser verdaderamente transformada por la morada del Espíritu Santo que viene por medio de la fe en Jesús como Señor y Salvador (2 Corintios 3:17-18).
EL PUNTO DE VISTA AMILENIAL

El punto de vista del tiempo del fin que es sostenido por la Iglesia Católica y la mayoría de las denominaciones cristianas de hoy es el Amilenialismo. Es el extraño concepto que el reinado milenial comenzó en la Cruz y continúa hasta nuestros días. Al igual que el punto de vista Postmilenial, éste se basa en una espiritualización de la Escritura – lo cual es una bonita forma de decir que se basa en una rotunda negación de lo que las Escrituras claramente declaran.
La lógica por sí sola es suficiente para destruir el punto de vista Amilenialista. La Biblia enseña que durante el Milenio, la tierra será inundada con paz, rectitud y justicia (Isaías 11:3-9 y Miqueas 4:1-7). ¿Puede alguien realmente discutir con toda seriedad que semejante atmósfera prevalece hoy en día?
La Biblia dice que durante el Milenio, Satanás será atado para que ya no pueda engañar a las naciones del mundo (Apocalipsis 20:1-3). ¿Es eso una realidad presente? Por supuesto que no. Todas las naciones del mundo, sin excepción, son engañadas y existen en un estado de rebelión contra Dios. La Biblia dice seis veces en el libro de Apocalipsis que el Milenio durará 1,000 años (Apocalipsis 20:2-7). Los amilenialistas dicen que el Milenio comenzó en la Cruz y continuará indefinidamente hasta el regreso de Jesús. ¿Quién tiene la razón? ¿La Biblia o los amilenialistas?
EL PUNTO DE VISTA PREMILENIAL

Una lectura literal de las profecías de los tiempos del fin, buscando el significado del sentido llano, producirá lo que se llama el punto de vista Premilenial. Según este punto de vista, la sociedad se desintegrará en los tiempos del fin (2 Timoteo 3:1-5), llegando a ser tan inmoral y violenta como en los días de Noé (Mateo 24:37-39). La Iglesia será sacada del mundo en un evento llamado el Rapto (1  Tesalonicenses 4:13-18), y luego Dios comenzará a derramar Su ira durante un periodo de siete años llamado la Tribulación (Apocalipsis 6-18).
Al final de la Tribulación, Jesús regresará (Apocalipsis 19:11-16). Un gran remanente de los judíos lo aceptarán como su Mesías (Zacarías 12:10; Romanos 9:27 y 11:25-27). Jesús reunirá a estos creyentes judíos en Israel (Deuteronomio 30:1-9) y los establecerá como la nación principal del mundo (Zacarías 8:22-23).
Jesús comenzará entonces Su reinado de mil años desde Jerusalén, tiempo durante el cual la tierra experimentará paz, rectitud y justicia (Miqueas 4:1-7 y Apocalipsis 20:4-6).
LA TEOLOGÍA DEL REEMPLAZO
Este significado claro de las Escrituras ha sido rechazado por la Iglesia desde el año 400 EC debido al antisemitismo. Los judíos fueron clasificados como “asesinos de Cristo” y se hizo el argumento de que Dios se había “lavado Sus manos de ellos”. Además, se argumentó que la Iglesia había reemplazado a Israel y que se había convertido así en la heredera de las promesas que Dios había dado a los judíos.
La horrible teología que se desarrolló a partir de estas presunciones antibíblicas llegó a ser conocida como Teología del Reemplazo. Ésta sostiene que la Iglesia ha reemplazado a Israel y que Dios no tiene ningún propósito más para los judíos. Por consiguiente, los defensores de esta teología argumentan que la promesa de Dios a los judíos de un reino futuro (Hechos 1:1-9) ha sido anulada y ha sido transferida a la Iglesia.
LA REFUTACIÓN DE PABLO

La Teología del Reemplazo es completamente antibíblica, como cualquier lectura de Romanos 9-11 claramente demostrará. En estos capítulos, Pablo afirma las profecías del Antiguo Testamento de que Dios salvará a un gran remanente de los judíos en los tiempos del fin (Romanos 9:27), y que Él cumplirá por ellos todas las promesas que ha hecho al pueblo judío (Romanos 11:36).
Pablo aborda específicamente el asunto de la Teología del Reemplazo en dos lugares en romanos. En el tercer capítulo, él hace esta pregunta retórica en relación con el pueblo judío: “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? ”. Durante casi 1,600 años, desde el año 400 EC, la Iglesia ha respondido, “¡Sí!”. Pero Pablo responde su pregunta de una forma directamente opuesta al declarar, “De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso…” (Romanos 3:3-4).
En Romanos 11, Pablo aborda este asunto otra vez, usando una vez más una pregunta retórica: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo?” (Romanos 11:1). Y una vez más, la Iglesia siempre ha respondido, “¡Sí!”. Pero Pablo responde diciendo, “En ninguna manera. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció” (Romanos 11:1-2).
UNA VERDAD ABSOLUTA
Ya sea que a los líderes de la Iglesia les guste o no, Dios les ha prometido a los judíos que un día el Mesías establecerá un reino para ellos y por medio de ese reino Él reinará sobre toda la tierra (Isaías 2:1-4).
No hay excusa para que la Iglesia codicie las promesas que Dios ha hecho al pueblo judío. Dios también ha hecho promesas maravillosas a la Iglesia. Una, por supuesto, es el Arrebatamiento. Otra es la promesa de que reinaremos con Jesús sobre todas las naciones gentiles de la tierra (Daniel 7:13-14, 18,27; Apocalipsis 2:26-27).
PONIÉNDONOS SERIOS CON LA PROFECÍA
Es hora de dejar de jugar con la Palabra Profética de Dios. Hay mucho en juego como para simplemente decir, “Todo hombre tiene su propia opinión”. Jesús está a punto de regresar. Esta Era de la Iglesia está a punto de llegar a un alto estridente. El mundo está en el umbral del tiempo más horrendo de la historia humana – la Gran Tribulación – cuando Dios derramará Su ira en este mundo que lo odia (Apocalipsis 6-18) y la mitad de la humanidad y dos tercios de los judíos serán asesinados en un periodo de sólo siete años (Zacarías 13:7-9).
Sin embargo, a pesar de este horror inminente, los líderes de la Iglesia están haciéndole creer a la gente que el regreso de Jesús es una posibilidad tan remota que es una “distracción” actual para la vida cristiana. ¡Qué tonterías! La Palabra dice que el regreso de Jesús podría ocurrir en cualquier momento (Mateo 24:36-44). La Palabra dice que debemos vivir aguardando el regreso de Jesús (Tito 2:11-14). La Palabra dice que vivir con la expectativa y la esperanza del regreso del Señor producirá santidad en nuestras vidas (1 Juan 3:2-3; 1 Pedro 1:13-16). La Palabra proporciona señales que debemos vigilar y que marcarán la época del regreso del Señor (Hebreos 10:25; Mateo 24:33).

Hoy, alguien tendría que estar espiritualmente ciego para no discernir el hecho de que el futuro ha llegado. Las antiguas profecías que señalan la época del regreso del Señor están siendo cumplidas antes nuestros propios ojos. Las señales están literalmente gritando el cercano regreso del Señor. Y sin embargo, la mayoría de los líderes de la Iglesia parece estar ciegos a las señales.

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