EL GRAN obstáculo a las Oraciones.
Antes
de comenzar con cualquier tipo de oración en Guerra Espiritual, es SUMAMENTE
IMPORTANTE, que TODOS en la familia hagan un compromiso de no hablar quejas,
insultos, críticas, griterías, reclamos, derrota, amargura, sino que CAMBIE el
lenguaje familiar de maldición a BENDICIÓN. Los pleitos, las griterías, las
contiendas, los desacuerdos y la intolerancia deben desaparecer PARA SIEMPRE
del hogar de lo contrario todo será un gran fracaso. De ahora en adelante
cambiará el lenguaje a lenguaje de BENDICIÓN y se declarará la victoria de Dios
en el lenguaje cotidiano. Si el ambiente de pleito y contienda, y amargura
continúan en el hogar, DE NADA SERVIRÁN LAS ORACIONES. Tener un lenguaje
negativo, pesimista o de maldición DESACTIVA las oraciones de poder. Los cristianos
que oran a Dios por una situación y declaran victoria y luego mas tarde
expresan negativismo, amargura, pesimismo, derrota, maldición, en su lenguaje
cotidiano, NUNCA, verán contestadas sus oraciones, por esto es que hay muchos
cristianos que por años oran por una situación que nunca se resuelve.
El
lenguaje que utilizamos para orar debe estar en CONCORDANCIA con nuestro
lenguaje cotidiano.
Salmos 107: 20
Salmos 107: 20
20
Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.
Creemos
profundamente que SOLO LA PALABRA DE DIOS, puede hacer cambios en
nosotros y en nuestras vidas. Cuando uno determina que va a ponerse de acuerdo con las
Sagradas Escrituras, comienzan los cambios en nosotros y en nuestro alrededor.
nosotros y en nuestras vidas. Cuando uno determina que va a ponerse de acuerdo con las
Sagradas Escrituras, comienzan los cambios en nosotros y en nuestro alrededor.
Hacemos
oraciones fuertes, usando solamente la ESPADA DEL ESPÍRITU,
que es la Palabra de Dios, y como dice el Salmo la Palabra sana y nos libera de la ruina.
que es la Palabra de Dios, y como dice el Salmo la Palabra sana y nos libera de la ruina.
Dependiendo de la FÉ y la PERSEVERANCIA en las oraciones, hemos visto resultados sorprendentes.
La
única condición es la disciplina: todos los días, por lo menos una vez al día,
elegir la hora
de descanso, alejarse del teléfono y de toda distracción o interrupción, cerrar la puerta del
cuarto, entregarse a la oración y a un tiempo de búsqueda de Dios con un corazón sincero.
Dios hará el resto.
de descanso, alejarse del teléfono y de toda distracción o interrupción, cerrar la puerta del
cuarto, entregarse a la oración y a un tiempo de búsqueda de Dios con un corazón sincero.
Dios hará el resto.
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